miércoles, 2 de marzo de 2011

Carolyn Bessette y el minimalismo

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Carolyn Bessette.

El post inaugural de este blog versaba sobre Carolyn Bessette. Hoy, algo más de cuatro meses después, vuelvo a recordarle.

Siempre admiraré el buen gusto que tenía a la hora de elegir vestuario: era, a todas luces, minimalista. Minimalismo de los 90 del siglo pasado, aquel que lanzó Calvin Klein, minimalismo que siempre es más... minimalismo.

No obstante, muchas mujeres trendy y con estilo se niegan a ser clasificadas en "eres esto" o "eres lo otro", "tu estilo es tal" o "tu estilo es cual" ya que el tener buen gusto les parece a éstas algo tan normal y tan natural como la rutina del comer o el respirar: se niegan rotundamente a ser etiquetadas. Nunca sabremos cuál sería el caso de nuestra homenajeada aunque intuyo que, seguramente, entraría dentro de esta última clasificación.

Siempre admiraré, también, el buen gusto (valga la redundancia) que tuvo a la hora de elegir marido. Su boda en aquel pequeño santuario, con aquellos pocos invitados y con aquel traje nupcial lejos de perifollos y barroquismos, se convirtió en el colmo del colmo de lo chic. Dicen que conquistó al "príncipe" norteamericano haciendo como que no estaba muy interesada, que le decía que saldría por la noche con sus amigos y que luego se quedaba en casa pensando en él.

Quizá, tal vez, dicen tanto... Me temo que eso tampoco, nunca, lo sabremos. Los mitos se van y se llevan sus mejores secretos con ellos, en el alma y en el corazón. Y a nosotros, simples mortales, solo nos queda narrar, indagar o, precisamente porque en vida y en muerte ya fueron mitos, conformarnos con imaginarles y soñarles.

Porque menos es más, lo poco es siempre mucho y, cuanto menos sepas, más curiosidad te despiertan las personas y las cosas.

Eso, minimalismo.

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