viernes, 5 de noviembre de 2010

Marrakech, sólo para sibaritas



Marrakech es un punto y aparte en toda visita por las Ciudades Imperiales de Marruecos.

Se dice de ella que es urbanita, eterna, mágica, bohemia, bulliciosa, cosmopolita, de atmósfera entre neoyorquina y parisina… Son muchos los atributos, adjetivos, calificativos y buenas palabras que se le han adjudicado aunque, sin duda, tampoco sería exagerado añadir que la bella ciudad africana constituye un antes y un después en la vida de todo viajero y una necesidad imperiosa para toda aquella persona que desee huir de las cadenas que le atan a la cotidianeidad.

No es fácil describir una ciudad como ésta, requiere de la misma capacidad y responsabilidad que se le exige a los encargados de explicar cualquier obra de arte. Debido a ello, he optado por hacerlo desde la humildad y el respeto con que trataré de describir el resto de escenarios que, espero, ocupen un espacio en este blog.

Un ejemplo de que esta ciudad es única me lo dio en agosto de 2009 Mohamed, un joven transfer que trabaja para un conocido turoperador. “Hay extranjeros a los que les preguntas si conocen Marrakech y te dicen que sí, que por supuesto, a esos mismos extranjeros les preguntas qué conocen de Marruecos y responden que nunca han visitado ese país”.

Su magia, su caótico orden, sus colores y olores y ese charme que envuelve al marraquechí no dejan indiferente a nadie obligando a muchos a regresar por segunda vez y a otros tantos a instalarse definitivamente, como fue el caso del diseñador de moda Yves Saint Laurent o del escritor Joan Goytisolo, quien reside en la actualidad. Siempre cambiante, siempre envolvente… Marraquech nunca deja de impregnarse en tu piel. Si fuera mujer sería musa, si fuera árbol… sería el árbol de la vida.

La ciudad, llamada por muchos la “Perla del Sur” o la Ciudad Roja y puerta de entrada al desierto del Sahara y a la cordillera del Atlas, se divide claramente en dos partes, la encantadora medina o ciudad vieja y la ciudad nueva, enclave de hoteles, zonas de ocio y compras, finanzas y residencial. De una parte a otra es recomendable hacerlo en un petit taxi, -se diferencia de los otros vehículos porque su tamaño es menor- es económico y se habla del precio de antemano con el taxista. No hay que extrañarse si a mitad de trayecto el chófer hace una parada para incorporar a otro viajero.

Zonas de obligada visita

Medina: su lugar más representativo es la Plaza de Jemaa el Fna, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y próxima a la Mezquita de la Koutubia. Allí se entremezclan los encantadores de serpientes, los aguadores, las calesas (cuyos caballos llevan incorporados bajo el rabo un depósito para excrementos), los cuentacuentos y los puestos de zumo con las mujeres que pintan con henna, las cafeterías y los bares y restaurantes.

Como nota de interés es preciso decir que Goytisolo es asiduo del Café du France, anclado en esta plaza. Junto a ella su extenso y bello zoco, repleto de recovecos donde lo mismo puedes encontrar una farmacia bereber anexa a un antiguo mercado de esclavos que un vendedor de arte o de plata. Otra característica de Jemaa el Fna es que no es la misma por la mañana que por la noche, cuando aparece repleta de luces, gentío y puestos ambulantes de comida al aire libre, y de humo y olores que te invitan a probar su rica gastronomía.

Así y todo, la medina es mucho más que este bello enclave y si te introduces en sus incontables callejuelas, cargadas de poesía e historia, donde te impregnarás de sensaciones que saben a comino, cuscús y especias, descubrirás un sinfín de tiendas de artesanía tradicional y alfareros, herreros, joyeros y vendedores de babuchas, teteras y kaftanes que te invitarán a comprarles (la insistencia para que se compre es legendaria y el regateo, aquí, que adquiere la categoría de arte, tiene sus reglas).

Otros lugares de interés de Marrakech: el antiguo barrio judío, el Palmeral, la Avenida Mohamed V, la Mezquita de la Koutubia, sus museos y palacios y las Tumbas Saadíes.

Hoteles, riads y vida nocturna

Los hoteles son majestuosos, imponentes. La Mamounia es un claro ejemplo de este poderío. Personalidades como Edith Piaf, Gary Cooper, Charles Chaplin o el mismísimo Winston Churchill se rindieron a sus encantos y a su reinauguración, llevada a cabo recientemente, asistieron los actores Ricardo Bloom y Gwyneth Paltrow. Los riads, por su parte, son unos hoteles-boutique de lujo, generalmente de dos plantas, con patio andalusí y fuente.
La vida nocturna de Marrakech también es apasionante. Si se desea bailar y tomar una copa se puede acudir, entre muchos sitios, a la impresionante discoteca Pachá de esta ciudad.



Gwyneth Paltrow, Jennifer Aniston, Salma Hayek, Orlando Bloom y Josep Carreras en La Mamounia. (La prensa del país se hizo eco de la llegada de dichas personalidades).

Fotografías

Otra cuestión de interés es que en la calle no se debe fotografiar a las personas si éstas no han dado su permiso y muchas edificaciones, como el aeropuerto, tampoco pueden ser retratadas. Por otra parte, Marrakech es un lugar muy seguro, este es un dato que interesa al viajero.

Seguramente (y valga la redundancia), he pasado muchas cosas por alto al describir este lugar, pero, a fin de cuentas, deben ser ustedes los que descubran el resto de encantos por sí mismos. Espero que toda mi información les haya parecido útil, con eso me conformo.... ¿no les ha parecido mágico y fascinante este viaje?

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