miércoles, 11 de mayo de 2011

Rememorando mi visita al Britannia

Rememoro aquel día de enero de 2010, fecha de mi cumpleaños, en el que visité el buque Britannia, en buena compañía, y lo rememoro a propósito de la boda del año, que tuvo lugar entre Kate Middleton y Guillermo de Inglaterra, hoy Duques de Cambridge, y al posible referéndum escocés, al que Londres no se opondría.




Me encontraba en Escocia por una temporada y esta persona, que conozco desde hace años y a la que tengo un gran aprecio, no quiso dejarme sola en tan señalada fecha. Para celebrar tal ocasión se le ocurrió la magnífica idea de hacerme pasar una jornada inolvidable visitando las instalaciones de tan insigne barco, testigo obligado de los viajes de la familia real británica a lo largo y ancho del mundo y reconvertido, hoy, desde su anclaje en el puerto de Leith, en una interesantísima atracción turística.



Tras la visita al navío, donde aprovechamos para tomar algo en su cafetería, y el almuerzo posterior en un pub de la ciudad, decidimos ir al cine, donde, por aquellas fechas proyectaban el musical Nine, con las actrices Penélope Cruz y Kate Hudson, entre otros.




Cabe recordar que el Royal Yacht Britannia se ubica en la segunda planta del centro comercial Ocean Terminal, a escasos kilómetros del corazón de Edimburgo.



Gracias a la genial y original idea de mi gran amigo puedo mostrarles, a todos ustedes, este sueño hecho realidad en forma de (algunas) fotografías.


El día, como no podía ser de otra manera, resultó ser de lo más agradable, al igual que el que pasé, esta vez en compañía de una amiga, en la ciudad, también escocesa, de Perth, recorriendo sus animadas calles y comercios y haciéndonos fotos por todos lados. Llevaba puestas mis botas de agua violetas, compradas en Santa Cruz de Tenerife, las cuales "no me quité de encima" en todo el tiempo que me encontré viviendo en este país. Mis botas, a diferencia de las que lucían muchos escoceses, no eran gruesas. Así y todo, hicieron su papel y gustaron muchísimo. Fue, en esta misma ciudad, junto al río, donde vi unas tienda maravillosa que tenía, a la vista en el escaparate, precioso calzado Hunter en colores. Me encantó el sitio, pequeño y coqueto, casi de cuento, como todo lo que le rodeaba.


Junto a una cabina de teléfono, en la ciudad de Perth.

La ciudad, que es muy hermosa y animada (en Australia también existe otro lugar con el mismo nombre aunque su origen parte de ésta), acoge el famoso Perth College, un centro educativo que permite combinar el trabajo con el estudio del inglés. Hasta allí van muchos jóvenes (y no tan jóvenes) foráneos en busca de la enseñanza de este idioma y de la obtención del posterior certificado.

Qué bonitos recuerdos se guardan en la vida dignos de contar y compartir. Espero que les haya gustado, hasta el próximo post.

PD: coincidencias y recuerdos. También me traje a casa mis regalitos del barco en forma de souvenirs (como han hecho muchos con motivo de la boda del año).

Fotografías: Erika Curbelo.

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